"Primer encuentro con P. Piamarta" de Pier Giordano Cabra
CAPÍTULO SÉPTIMO
“Cualquiera cree tener éxito en agricultura".
CAPÍTULO SÉPTIMO
“Cualquiera cree tener éxito en agricultura".
Quien entraba hace algunos años en el Instituto Bonsignori, en el pueblo de Remedello, se encontraba con esta frase escrita en una linda y gran caligrafía. La frase no era de Padre Juan Bonsignori, pero expresaba bien su concepción de la agricultura, pensada por él como "arte, ciencia y riqueza".
Padre Juan Bonsignori era un párroco estudioso, convertido en un experto agrónomo, movido por la preocupación de vencer la extrema pobreza de su gente, postrada por la enfermedad de la desnutrición, obligada a emigrar para huir del hambre."¿Es posible - se preguntaba el inteligente pastor de las almas - que la tierra sea como una madre incapaz de alimentar a sus hijos?".
Se dedicó a estudiar a los más prestigiosos agrónomos y químicos de Europa, encontrando un método para multiplicar por cuatro e, incluso, seis veces la producción de cereales, convirtiéndose rápidamente en el difusor de este descubrimiento, mereciendo el título de "apóstol de la nueva agricultura". Sus obras de divulgación tuvieron un éxito notable y fueron traducidas a varias lenguas.
Un día Padre Juan Bonsignori almorzando en el Instituto Artigianelli se puso a contar las maravillas de la nueva agricultura y, como un orador brillante, encantó a los que lo escuchaban. Padre Piamarta, que desde hace un tiempo estaba complicado por el éxodo de tantos jóvenes, pensó: "Aquí está lo que buscaba". Y le propuso a padre Bonsignori crear juntos una escuela donde estas ideas pudieran ser difundidas. Entre los aplausos de los presentes el párroco agrónomo aceptó.
La idea es genial, pero… ¿los recursos? Piamarta espera la ayuda de la Providencia, la cual le hizo llegar la donación de unas dos hectáreas de terreno. Nace así la Escuela Agrícola de Remedello, en el sur de Brescia, la que iniciará sus actividades en el año 1895 como escuela práctica de agricultura, enseñando con la guía del programa "de la tierra a los libros". En poco tiempo esta escuela será reconocida en toda Italia, Francia y Bélgica, países desde donde vienen a formarse directores con mucho dinero y, también, pequeños y medianos agricultores.
Padre Piamarta realizó aquí su sueño de "santidad social", de contribuir a "mejorar la sociedad" gracias a la enseñanza del artesano, del agricultor y de sus familias.
Aquí también su plan de formar hombres completos se aclara: Padre Bonsignori se preocupará de la ciencia y Padre Piamarta de la conciencia. El primero es el arte de cultivar la tierra; el segundo es el arte de cultivar el corazón. El primero es el arte de producir; el segundo es el arte del buen uso de la producción. Uno formará al técnico calificado; el otro al hombre respetado. El primero será el emprendedor moderno; el segundo el hombre eterno. Uno enseñará cómo llenar los graneros de su campo; el otro cómo acumular los granos para la cosecha definitiva.
Padre Piamarta deja, de hecho, a Padre Bonsignori la responsabilidad técnica de la Escuela Agrícola y ocupará un segundo plano, garantizando el soporte financiero para sus audaces experimentos. Pero estará siempre presente en la Escuela Agrícola en los momentos formativos de los jóvenes, preocupado de mantener el equilibrio entre cultura del campo y cultura del espíritu.
La Escuela Agrícola, que cambiará el nombre a Instituto Bonsignori, será por varios años un referente ejemplar para un gran número de agricultores, gracias a los excelentes directores que supieron actualizar la intuición inicial, promoviendo masivos "Congresos agrarios", apoyando la publicación del periódico "La Familia agrícola" e innovando en el sector zootécnico.
Incluso hoy se lee en el edificio central de la Escuela Agrícola la frase "Padre Piamarta para los hijos del campo": un justo reconocimiento dado al autor del crecimiento humano y cristiano de los jóvenes agricultores, para los cuales él creó esta obra única en su género, apoyando la genialidad de Padre Bonsignori.
Padre Juan Bonsignori era un párroco estudioso, convertido en un experto agrónomo, movido por la preocupación de vencer la extrema pobreza de su gente, postrada por la enfermedad de la desnutrición, obligada a emigrar para huir del hambre."¿Es posible - se preguntaba el inteligente pastor de las almas - que la tierra sea como una madre incapaz de alimentar a sus hijos?".
Se dedicó a estudiar a los más prestigiosos agrónomos y químicos de Europa, encontrando un método para multiplicar por cuatro e, incluso, seis veces la producción de cereales, convirtiéndose rápidamente en el difusor de este descubrimiento, mereciendo el título de "apóstol de la nueva agricultura". Sus obras de divulgación tuvieron un éxito notable y fueron traducidas a varias lenguas.
Un día Padre Juan Bonsignori almorzando en el Instituto Artigianelli se puso a contar las maravillas de la nueva agricultura y, como un orador brillante, encantó a los que lo escuchaban. Padre Piamarta, que desde hace un tiempo estaba complicado por el éxodo de tantos jóvenes, pensó: "Aquí está lo que buscaba". Y le propuso a padre Bonsignori crear juntos una escuela donde estas ideas pudieran ser difundidas. Entre los aplausos de los presentes el párroco agrónomo aceptó.
La idea es genial, pero… ¿los recursos? Piamarta espera la ayuda de la Providencia, la cual le hizo llegar la donación de unas dos hectáreas de terreno. Nace así la Escuela Agrícola de Remedello, en el sur de Brescia, la que iniciará sus actividades en el año 1895 como escuela práctica de agricultura, enseñando con la guía del programa "de la tierra a los libros". En poco tiempo esta escuela será reconocida en toda Italia, Francia y Bélgica, países desde donde vienen a formarse directores con mucho dinero y, también, pequeños y medianos agricultores.
Padre Piamarta realizó aquí su sueño de "santidad social", de contribuir a "mejorar la sociedad" gracias a la enseñanza del artesano, del agricultor y de sus familias.
Aquí también su plan de formar hombres completos se aclara: Padre Bonsignori se preocupará de la ciencia y Padre Piamarta de la conciencia. El primero es el arte de cultivar la tierra; el segundo es el arte de cultivar el corazón. El primero es el arte de producir; el segundo es el arte del buen uso de la producción. Uno formará al técnico calificado; el otro al hombre respetado. El primero será el emprendedor moderno; el segundo el hombre eterno. Uno enseñará cómo llenar los graneros de su campo; el otro cómo acumular los granos para la cosecha definitiva.
Padre Piamarta deja, de hecho, a Padre Bonsignori la responsabilidad técnica de la Escuela Agrícola y ocupará un segundo plano, garantizando el soporte financiero para sus audaces experimentos. Pero estará siempre presente en la Escuela Agrícola en los momentos formativos de los jóvenes, preocupado de mantener el equilibrio entre cultura del campo y cultura del espíritu.
La Escuela Agrícola, que cambiará el nombre a Instituto Bonsignori, será por varios años un referente ejemplar para un gran número de agricultores, gracias a los excelentes directores que supieron actualizar la intuición inicial, promoviendo masivos "Congresos agrarios", apoyando la publicación del periódico "La Familia agrícola" e innovando en el sector zootécnico.
Incluso hoy se lee en el edificio central de la Escuela Agrícola la frase "Padre Piamarta para los hijos del campo": un justo reconocimiento dado al autor del crecimiento humano y cristiano de los jóvenes agricultores, para los cuales él creó esta obra única en su género, apoyando la genialidad de Padre Bonsignori.
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