"Primer encuentro con P. Piamarta" de Pier Giordano Cabra
CAPÍTULO QUINTO
Monseñor Pedro Capretti provenía de una rica familia, pero había elegido vivir pobremente con sus "seminaristas pobres", aspirantes al sacerdocio que no podían pagarse los estudios, a favor de los cuales había puesto a disposición sus bienes. Era un hombre culto, generoso, con visión de futuro, punto de referencia de las principales personalidades de la ciudad, entre las cuales está el Beato José Tovini y Jorge Montini, papá del futuro Papa Pablo VI. Padre Piamarta subía al seminario Santo Cristo, el seminario donde Monseñor Capretti vivía, para hablar de sus proyectos. Eran amigos y se entendían muy bien. Ambos llegaron a la conclusión de que sería bueno tener una obra que acogiese niños huérfanos y pobres, en la cual se les enseñara un oficio, tal como había hecho unos años antes Ludovico Pavoni, creador de la primera escuela tipográfica de Italia.
Padre Piamarta y Capretti tenían diferencias sobre la modalidad en que esto se haría: el primero, entusiasta, quería que fuera algo grande; el segundo, en cambio, quería algo más modesto. El mismo Capretti, que siempre será alguien cercano a él, habló de esto al Obispo. Parecía que la idea estaba a punto de tomar cuerpo, cuando llegó de improviso el nombramiento de Padre Piamarta como Párroco de Pavone Mella unos treinta kilómetros de Brescia. El Obispo necesitaba de un hombre fuerte para esa parroquia.
Protestas y descontento llegaron al obispado, tanto de parte del Párroco como de los parroquianos de San Alejandro, quienes no querían perder a su sacerdote, el cual estaba triste, quizás mucho más que todos los demás. Recibiendo el nombramiento como párroco del pueblo de Pavone Mella con el encargo de ir de vez en cuando a la ciudad, para dar inicio a la obra planifica-da, Piamarta entendía que su proyecto no había sido entendido, porque para poder realizarlo era necesaria la dedicación a tiempo completo, no de una, sino de más personas. Los santos saben que, incluso a través de estas pruebas, el Señor les pide que se hagan a un lado para dejarlo a Él trabajar. Es Él quien tiene el camino seguro, aunque a menudo oscuro, para llevar adelante sus planes. Los santos tienen más confianza en el poder de Dios que en sus pequeñas fuerzas. Y así lo decidió Padre Piamarta: "Yo obedezco y el resto lo hace el Señor, el cual sabrá realizar mejor que yo sus proyectos. Si la obra es Suya, nadie la detendrá".
En Pavone Mella el nuevo párroco no pierde tiempo, suscitando entusiasmo y mostrando diferencias: así como los aplausos no lo exaltan, la oposición no lo rasguña. Se interesa en los pobres, tiene una palabra severa ante los abusos, la frente en alto con los pre-potentes, afable y amigo de los humildes. El viaje más famoso a Brescia es el del 3 de diciembre de 1886, cuando celebrará la primera Misa con cuatro niños huérfanos. Es la fecha oficial del inicio del Instituto Artigianelli. Luego de esto, comienzan una serie de momentos amargos: primero, la solicitud del Obispo de presentar la renuncia al cargo de párroco para dedicarse a la nueva obra y, después, la decisión del mismo Obispo de abandonar la idea, con el fin de cancelar el proyecto. Monseñor Capretti atravesaba un momento de dificultad económica.
La respuesta de padre Piamarta fue esta: "Si me permite, Excelencia, yo deseo morir con mis jóvenes". El Obispo lo mira y percibe en esas palabras algo más que un deseo personal; ve ante sí a un hombre de fe, siente la voz del Espíritu que crea cosas nuevas y lo bendice: "El Señor te asista". Desde este momento, Padre Piamarta está solo, debe pensar él en todo. Sabe que no tiene ni un peso, pero tiene la certeza de que está iniciando una obra que el Padre celestial quiere realizar para sus hijos más necesitados. Por ello se entrega al trabajo con con-fianza.
El 3 de diciembre no es solo la fecha de nacimiento del Instituto Artigianelli, sino el día en el que Piamarta se convierte en "Padre" Piamarta. Así lo llaman los primeros cuatro niños alrededor de un plato de sopa viendo que para él no había quedado nada: "Padre" es la palabra que sale de manera espontánea del corazón de estos niños. Padre, porque les da el alimento del cuerpo y del espíritu. "Padre" serán llamados sus continuadores que, como Él, han dicho "sí" a la invitación de dedicar la vida a los jóvenes.
CAPÍTULO QUINTO
Monseñor Pedro Capretti provenía de una rica familia, pero había elegido vivir pobremente con sus "seminaristas pobres", aspirantes al sacerdocio que no podían pagarse los estudios, a favor de los cuales había puesto a disposición sus bienes. Era un hombre culto, generoso, con visión de futuro, punto de referencia de las principales personalidades de la ciudad, entre las cuales está el Beato José Tovini y Jorge Montini, papá del futuro Papa Pablo VI. Padre Piamarta subía al seminario Santo Cristo, el seminario donde Monseñor Capretti vivía, para hablar de sus proyectos. Eran amigos y se entendían muy bien. Ambos llegaron a la conclusión de que sería bueno tener una obra que acogiese niños huérfanos y pobres, en la cual se les enseñara un oficio, tal como había hecho unos años antes Ludovico Pavoni, creador de la primera escuela tipográfica de Italia.
Padre Piamarta y Capretti tenían diferencias sobre la modalidad en que esto se haría: el primero, entusiasta, quería que fuera algo grande; el segundo, en cambio, quería algo más modesto. El mismo Capretti, que siempre será alguien cercano a él, habló de esto al Obispo. Parecía que la idea estaba a punto de tomar cuerpo, cuando llegó de improviso el nombramiento de Padre Piamarta como Párroco de Pavone Mella unos treinta kilómetros de Brescia. El Obispo necesitaba de un hombre fuerte para esa parroquia.
Protestas y descontento llegaron al obispado, tanto de parte del Párroco como de los parroquianos de San Alejandro, quienes no querían perder a su sacerdote, el cual estaba triste, quizás mucho más que todos los demás. Recibiendo el nombramiento como párroco del pueblo de Pavone Mella con el encargo de ir de vez en cuando a la ciudad, para dar inicio a la obra planifica-da, Piamarta entendía que su proyecto no había sido entendido, porque para poder realizarlo era necesaria la dedicación a tiempo completo, no de una, sino de más personas. Los santos saben que, incluso a través de estas pruebas, el Señor les pide que se hagan a un lado para dejarlo a Él trabajar. Es Él quien tiene el camino seguro, aunque a menudo oscuro, para llevar adelante sus planes. Los santos tienen más confianza en el poder de Dios que en sus pequeñas fuerzas. Y así lo decidió Padre Piamarta: "Yo obedezco y el resto lo hace el Señor, el cual sabrá realizar mejor que yo sus proyectos. Si la obra es Suya, nadie la detendrá".
En Pavone Mella el nuevo párroco no pierde tiempo, suscitando entusiasmo y mostrando diferencias: así como los aplausos no lo exaltan, la oposición no lo rasguña. Se interesa en los pobres, tiene una palabra severa ante los abusos, la frente en alto con los pre-potentes, afable y amigo de los humildes. El viaje más famoso a Brescia es el del 3 de diciembre de 1886, cuando celebrará la primera Misa con cuatro niños huérfanos. Es la fecha oficial del inicio del Instituto Artigianelli. Luego de esto, comienzan una serie de momentos amargos: primero, la solicitud del Obispo de presentar la renuncia al cargo de párroco para dedicarse a la nueva obra y, después, la decisión del mismo Obispo de abandonar la idea, con el fin de cancelar el proyecto. Monseñor Capretti atravesaba un momento de dificultad económica.
La respuesta de padre Piamarta fue esta: "Si me permite, Excelencia, yo deseo morir con mis jóvenes". El Obispo lo mira y percibe en esas palabras algo más que un deseo personal; ve ante sí a un hombre de fe, siente la voz del Espíritu que crea cosas nuevas y lo bendice: "El Señor te asista". Desde este momento, Padre Piamarta está solo, debe pensar él en todo. Sabe que no tiene ni un peso, pero tiene la certeza de que está iniciando una obra que el Padre celestial quiere realizar para sus hijos más necesitados. Por ello se entrega al trabajo con con-fianza.
El 3 de diciembre no es solo la fecha de nacimiento del Instituto Artigianelli, sino el día en el que Piamarta se convierte en "Padre" Piamarta. Así lo llaman los primeros cuatro niños alrededor de un plato de sopa viendo que para él no había quedado nada: "Padre" es la palabra que sale de manera espontánea del corazón de estos niños. Padre, porque les da el alimento del cuerpo y del espíritu. "Padre" serán llamados sus continuadores que, como Él, han dicho "sí" a la invitación de dedicar la vida a los jóvenes.
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