LA PRESENZA DELLA CONGREGAZIONE SACRA FAMIGLIA DI NAZARETH NEL MONDO
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domenica 11 novembre 2012

157 - CON JÚBILO SE CELEBRÓ LA RECIENTE CANONIZACIÓN DE SAN JUAN PIAMARTA EN LA CATEDRAL DE SANTIAGO DEL CHILE

Durante la misa, el Arzobispo de Santiago, monseñor Ricardo Ezzati, hizo un llamado vocacional a los jóvenes presentes. “Sean como san Juan Bautista Piamarta, no sentirán en su vida el arrepentimiento por haber seguido a Jesús más de cerca”, aseguró.

Sabado 10 de Noviembre del 2012

La Catedral de Santiago recibió a niños, jóvenes, apoderados y docentes de los establecimientos educacionales inspirados por san Juan Piamarta el sábado 10 de noviembre. Todos ellos, junto a monseñor Ricardo Ezzati, Arzobispo de Santiago, el cardenal Francisco Javier Errázuriz, el reverendo padre Humberto Loyola, superior regional de los Padres de la Sagrada Familia de Nazaret y monseñor Héctor Gallardo, Vicario General de Pastoral, celebraron la canonización del sacerdote italiano oficiada el 23 de octubre pasado en la Ciudad del Vaticano.

Banderines, pañoletas y lienzos adornaban un ambiente festivo. Al inicio de la celebración, se recordaron las palabras con las que el Papa Benedicto XVI destacó el testimonio del religioso para la Iglesia Universal. San Juan Piamarta “fue un gran apóstol de la caridad y de la juventud. Percibía la urgencia de una presencia cultural y social del catolicismo en el mundo moderno. Por eso se dedicó a hacer progresar cristiana, moral y profesionalmente a las nuevas generaciones con claras dosis de humanidad y bondad”, dijo. Para responder a este regalo, su familia espiritual en Chile se comprometió a renovarse en la educación y la acogida a jóvenes y niños.

Fe, compromiso y oración

En su homilía, monseñor Ezzati agradeció el reconocimiento a la vida de san Juan Piamarta. “Es la Iglesia entera que se siente bendecida por la presencia salvadora de Jesús, que se siente enaltecida por la gracia de Dios y que se siente confortada en su camino hacia la patria definitiva”, detalló.

A continuación mencionó tres grandes lecciones que el nuevo santo entrega como desafíos para hoy. La primera fue su seguimiento de Cristo. Este “es el regalo más grande que recibió en su vida y que supo hacer crecer e su corazón y en sus obras”, sostuvo. Y “es el regalo que Dios a través de él, nos ofrece también a nosotros”, agregó. Sobre todo en este Año de la Fe, hay que agradecerla, dijo, pues se injerta en nuestra propia vida para que producir frutos abundantes.

La segunda característica de este sacerdote es haber sido un apóstol de la caridad, tal como lo identificó el Papa. El amor que experimentó en su vida, lo transformó en amor a los demás, explicó el Arzobispo de Santiago. En especial a los más pequeños, pobres y con un futuro incierto, profundizó. En su labor educativa y de acogida “supo ofrecer a jóvenes y niños un camino que reflejara el amor que Dios tiene por sus hijos”, añadió en su homilía. También nosotros estamos desafiados a superar el individualismo para aprender que seremos plenamente desarrollados solo cuando quienes nos rodean también gocen de los beneficios del crecimiento económico, expresó monseñor Ezzati.

Toda esta acción fue imposible de llevar a cabo sin una profunda amistad con Jesucristo en la oración. Especialmente en la Eucaristía encontró la fuerza para vivir su vida de santo, dijo el Pastor. Y esta es también una lección para nuestro tiempo. “No podemos realizar el proyecto de Dios si no encontramos en él la fuerza para la misión”, manifestó.

Dirigiéndose a los jóvenes, aseguró que “la Iglesia sabe que puede confiar en ustedes” y anheló encontrar en ellos “aquellos cristianos que de verdad quieren ser testigos del amor de Dios en medio del mundo”.

Tras la bendición final, monseñor Ezzati presentó una reliquia del nuevo santo para la veneración de la feligresía nacional.

Fuente: Comunicaciones Santiago www.iglesiadesantiago.cl

Santiago, 10/11/2012

156 - FIESTAS PARA LA CANONIZACION EN CHILE


martedì 23 ottobre 2012

129 - HOMILÍA DE LA CEREMONIA DE LA CANONIZACIÓN DE LOS SIETE NUEVOS SANTOS

TEXTO COMPLETO DE LA HOMILÍA:

El hijo del hombre ha venido a servir y dar su vida en rescate por la multitud (cf. Mc 10,45).

Venerados Hermanos,
queridos hermanos y hermanas.

Hoy la Iglesia escucha una vez más estas palabras de Jesús, pronunciadas durante el camino hacia Jerusalén, donde tenía que cumplirse su misterio de pasión, muerte y resurrección. Son palabras que manifiestan el sentido de la misión de Cristo en la tierra, caracterizada por su inmolación, por su donación total. En este tercer domingo de octubre, en el que se celebra la Jornada Mundial de las Misiones, la Iglesia las escucha con particular intensidad y reaviva la conciencia de vivir completamente en perenne actitud de servicio al hombre y al Evangelio, como Aquel que se ofreció a sí mismo hasta el sacrificio de la vida.

Saludo cordialmente a todos vosotros, que llenáis la Plaza de San Pedro, en particular a las delegaciones oficiales y a los peregrinos venidos para festejar a los siete nuevos santos. Saludo
con afecto a los cardenales y obispos que en estos días están participando en la Asamblea sinodal sobre la Nueva Evangelización. Se da una feliz coincidencia entre la celebración de esta Asamblea y la Jornada Misionera; y la Palabra de Dios que hemos escuchado resulta iluminadora para ambas. Ella nos muestra el estilo del evangelizador, llamado a dar testimonio y a anunciar el mensaje cristiano conformándose a Jesucristo, siguiendo su mismo camino. Esto vale tanto para la misión ad gentes como para la nueva evangelización en las regiones de antigua tradición cristiana.

El hijo del hombre ha venido a servir y dar su vida en rescate por la multitud (cf. Mc 10,45). Estas palabras han constituido el programa de vida de los siete beatos que hoy la Iglesia inscribe solemnemente en el glorioso coro de los santos. Con valentía heroica gastaron su existencia en una total consagración a Dios y en un generoso servicio a los hermanos. Son hijos e hijas de la Iglesia, que escogieron el camino del servicio siguiendo al Señor. La santidad en la Iglesia tiene siempre su fuente en el misterio de la Redención, que ya el profeta Isaías prefigura en la primera lectura: el Siervo del Señor es el Justo que «justificará a muchos, porque cargó con los crímenes de ellos» (53,11), es Jesucristo, crucificado, resucitado y vivo en la gloria. La canonización que estamos celebrando constituye una elocuente confirmación de esta misteriosa realidad salvadora. La tenaz profesión de fe de estos siete generosos discípulos de Cristo, su configuración al Hijo del hombre, resplandece hoy en toda la Iglesia.

Jacques Berthieu, nacido en 1838 en Francia, fue desde muy temprano un enamorado de Jesucristo. Durante su ministerio parroquial, deseó ardientemente salvar a las almas. Al profesar como jesuita, quería recorrer el mundo para la gloria de Dios. Pastor infatigable en la isla de Santa María y después en Madagascar, luchó contra la injusticia, aliviando a los pobres y los enfermos. Los malgaches lo consideraban como un sacerdote venido del cielo, y decían: tú eres nuestro padre y madre. Él se hizo todo para todos, sacando de la oración y el amor al Corazón de Jesús la fuerza humana y sacerdotal para llegar hasta el martirio, en 1896. Murió diciendo: Prefiero morir antes que renunciar a mi fe. Queridos amigos, que la vida de este evangelizador sea un acicate y un modelo para los sacerdotes, para que sean hombres de Dios como él. Que su ejemplo ayude a los numerosos cristianos que hoy en día son perseguidos a causa de su fe. Que su intercesión, en este Año de la fe, sea fructuosa para Madagascar y el continente africano. Que Dios bendiga al pueblo malgache.

Pedro Calungsod nació alrededor del año 1654, en la región de Bisayas en Filipinas. Su amor a Cristo lo impulsó a prepararse como catequista con los misioneros jesuitas. En el año 1668, junto con otros jóvenes catequistas, acompañó al Padre Diego Luis de San Vítores a las Islas Marianas, para evangelizar al pueblo Chamorro. La vida allí era dura y los misioneros sufrieron la persecución a causa de la envidia y las calumnias. Pedro, sin embargo, mostró una gran fe y caridad y continuó catequizando a sus numerosos convertidos, dando testimonio de Cristo mediante una vida de pureza y dedicación al Evangelio. Por encima de todo estaba su deseo de salvar almas para Cristo, y esto le llevó a aceptar con resolución el martirio. Murió el 2 de abril de 1672. Algunos testigos cuentan que Pedro pudo haber escapado para ponerse a salvo, pero eligió permanecer al lado del Padre Diego. El sacerdote le dio a Pedro la absolución antes de que él mismo fuera asesinado. Que el ejemplo y el testimonio valeroso de Pedro Calungsod inspire al querido pueblo filipino para anunciar con ardor el Reino y ganar almas para Dios.

Giovanni Battista Piamarta, sacerdote de la diócesis de Brescia, fue un gran apóstol de la caridad y de la juventud. Percibía la exigencia de una presencia cultural y social del catolicismo en el mundo moderno, por eso se dedicó a hacer progresar cristiana, moral y profesionalmente a las nuevas generaciones con claras dosis de humanidad y bondad. Animado por una confianza inquebrantable en la Divina Providencia y por un profundo espíritu de sacrificio, afrontó dificultades y fatigas para poner en práctica varias obras apostólicas, entre las cuales: el Instituto de los artesanillos, la Editorial Queriniana, la Congregación masculina de la Sagrada Familia de Nazaret y la Congregación de las Humildes Siervas del Señor. El secreto de su intensa y laboriosa vida estaba en las largas horas que dedicaba a la oración. Cuando estaba abrumado por el trabajo, aumentaba el tiempo para el encuentro, de corazón a corazón, con el Señor. Prefería permanecer junto al Santísimo Sacramento, meditando la pasión, muerte y resurrección de Cristo, para retomar fuerzas espirituales y volver a lanzarse a la conquista del corazón de la gente, especialmente de los jóvenes, para llevarlos otra vez a las fuentes de la vida con nuevas iniciativas pastorales.
«Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros como lo esperamos de ti». Con estas palabras, la liturgia nos invita a hacer nuestro este himno al Dios creador y providente, aceptando su plan en nuestras vidas. Así lo hizo Santa María del Carmelo Sallés y Barangueras, religiosa nacida en Vic, España, en 1848. Ella, viendo colmada su esperanza, después de muchos avatares, al contemplar el progreso de la Congregación de Religiosas Concepcionistas Misioneras de la Enseñanza, que había fundado en 1892, pudo cantar junto a la Madre de Dios: «Su misericordia llega a sus fieles de generación en generación». Su obra educativa, confiada a la Virgen Inmaculada, sigue dando abundantes frutos entre la juventud a través de la entrega generosa de sus hijas, que como ella se encomiendan al Dios que todo lo puede.

Paso hablar ahora de Mariana Cope, nacida en 1838 en Heppenheim, Alemania. Con apenas un año de edad fue llevada a los Estados Unidos y en 1862 entró en la Tercera Orden Regular de san Francisco, en Siracusa, Nueva York. Más tarde, y como superiora general de su congregación, Madre Mariana acogió gustosamente la llamada a cuidar a los leprosos de Hawai, después de que muchos se hubieran negado a ello. Con seis de sus hermanas de congregación, fue personalmente a dirigir el hospital en Oahu, fundando más tarde el hospital de Malulani en Maui y abriendo una casa para niñas de padres leprosos. Cinco años después aceptó la invitación a abrir una casa para mujeres y niñas en la isla de Molokai, encaminándose allí con valor y poniendo fin de hecho a su contacto con el mundo exterior. Allí cuidó al Padre Damián, entonces ya famoso por su heroico trabajo entre los leprosos, atendiéndolo mientras moría y continuando su trabajo entre los leprosos. En un tiempo en el que poco se podía hacer por aquellos que sufrían esta terrible enfermedad, Mariana Cope mostró un amor, valor y entusiasmo inmenso. Ella es un ejemplo luminoso y valioso de la mejor tradición de las hermanas enfermeras católicas y del espíritu de su amado san Francisco.

Kateri Tekakwitha nació en el actual Estado de Nueva York, en 1656, de padre mohawk y madre algonquina cristiana, quien le trasmitió la experiencia del Dios vivo. Fue bautizada a la edad de 20 años y, para escapar de la persecución, se refugió en la misión de san Francisco Javier, cerca de Montreal. Allí trabajó hasta que murió a los 24 años de edad, fiel a las tradiciones de su pueblo, pero renunciando a las convicciones religiosas del mismo. Llevando una vida sencilla, Kateri permaneció fiel a su amor a Jesús, a su oración y a su Misa diaria. Su deseo más alto era conocer y hacer lo que agradaba a Dios. Kateri impresiona por la acción de la gracia en su vida, carente de apoyos externos, y por la firmeza de una vocación tan particular para su cultura. En ella, fe y cultura se enriquecen recíprocamente. Que su ejemplo nos ayude a vivir allá donde nos encontremos, sin nenegar de lo que somos, amando a Jesús. Santa Kateri, protectora de Canadá y primera santa amerindia, te confiamos la renovación de la fe en los pueblos originarios y en toda América del Norte. Que Dios bendiga a los pueblos originarios.

La joven Anna Schäffer, de Mindelstetten, quería entrar en una congregación misionera. Nacida en una familia humilde, trabajó como criada buscando ganar la dote necesaria y poder entrar así en el convento. En este trabajo, tuvo un grave accidente, sufriendo quemaduras incurables en los pies que la postraron en un lecho para el resto de sus días. Así, la habitación de la enferma se transformó en una celda conventual, y el sufrimiento en servicio misionero. Al principio se rebeló contra su destino, pero enseguida, comprendió que su situación fue una llamada amorosa del Crucificado para que le siguiera. Fortificada por la comunión cotidiana se convirtió en una intercesora infatigable en la oración, y un espejo del amor de Dios para muchas personas en búsqueda de consejo. Que su apostolado de oración y de sufrimiento, de ofrenda y de expiación sea para los creyentes de su tierra un ejemplo luminoso. Que su intercesión intensifique la pastoral de los enfermos en cuidados paliativos, en su benéfico trabajo.

Queridos hermanos y hermanas, estos nuevos santos, diferentes por origen, lengua, nación y condición social, están unidos con todo el Pueblo de Dios en el misterio de la salvación de Cristo, el Redentor. Junto a ellos, también nosotros reunidos aquí con los Padres sinodales, procedentes de todas las partes del mundo, proclamamos con las palabras del salmo que el Señor «es nuestro auxilio y nuestro escudo», y le pedimos: «Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti» (Sal 32,20-22). Que el testimonio de los nuevos santos, de su vida generosamente ofrecida por amor de Cristo, hable hoy a toda la Iglesia, y su intercesión la fortalezca y la sostenga en su misión de anunciar el Evangelio al mundo entero.

mercoledì 10 ottobre 2012

98 - COMPENDIO ESPAÑOL

BEATO GIOVANNI BATTISTA PIAMARTA
SACERDOTE,
FUNDADOR DE LA CONGREGACIÓN SAGRADA FAMILIA DE NAZARETH
Y DE LAS HUMILDES SIERVAS DEL SEÑOR

“Compendio” del perfil biográfico y espiritual del Beato Juan Bautista Piamarta, Sacerdote, fundador de la Congregación de Sagrada Familia de Nazareth y de las humildes Siervas del Señor y las etapas principales de la causa de Beatificación y Canonización.

VIDA Y OBRAS

El Beato Juan Bautista Piamarta fue un gran apóstol de la caridad entre los siglos XIX y XX. Dedicó su vida sacerdotal a la elevación social y cristiana de la juventud de la ciudad de Brescia, trabajando casi por 50 años en un ambiente difícil, pero dejándonos un extraordinario ejemplo de virtud.

BREVE PERFIL BIOGRÁFICO – ESPIRITUAL

El Beato Juan Piamarta, nace en Brescia el 26 de Noviembre de 1841, de padres pobres y honestos: su padre era peluquero, la madre, mujer muy piadosa, quien tuvo influjo decisivo sobre la educación del hijo, desgraciadamente murió cuando tenía apenas 9 años. Fue confiado al abuelo materno, persona de bien, muy preocupado de él; lo envió a la escuela y, en las horas libres lo hacía frecuentar el oratorio de Santo Tomás en la parroquia “Santos Faustino y Jovita”.

Fue un ambiente providencial para el Beato: dotado de una bellísima voz de soprano, entró a formar parte del coro del oratorio participando especialmente en las celebraciones litúrgicas; todos permanecían admirados de sus dotes.

De ahí que la música y el canto que era parte de una tradición familiar, le serán siempre amados; este además será un instrumento importante para la formación de sus muchachos.
Terminada la escuela, fue contratado como aprendiz de colchonero a cargo de algunos parientes, que apreciaron inmediatamente la bondad, diligencia y el trabajo. Con trece años, conoce al Párroco de Vallio (BS), Padre Pancrazio Pezzana, el cual se dio inmediatamente de su disponibilidad a la vida sacerdotal; pero sea tanto por su salud delicada, otro poco por la carencia de medios, Juan Bautista Piamarta deberá esperar hasta los 19 años para entrar e el Seminario de Brescia.

Por lo tanto de los años 1860 al 1865 se dedicó concienzudamente al estudio, distinguiéndose cada vez más por la piedad y la disciplina. El día 23 de diciembre de 1865 fue ordenado Sacerdote. Por 18 años y 10 meses desarrolla una intensa actividad pastoral en calidad de Vice-Párroco: otros tres años en Cartago Rivera y casi otros dos años en Bedizzole, con su benefactor Padre Pezzana quien le había hecho expresamente la petición al Obispo; en fin por trece años consecutivos en San Alejandro de Brescia (Diciembre 80 – Octubre 1883) con Padre Pezzana quien apreciaba sus cualidades sacerdotales.

Fue ahí durante su permanencia en la Parroquia de San Alejandro que el Piamarta reveló su excelente desempeño y entrega sus mejores energías. Se mostró siempre obediente, humilde y trabajador ejemplar, fiel piadoso, pobre y desapegado, fidelísimo en el cumplimiento de sus deberes pastorales: catequesis parroquial en las variadas categorías de fieles, predicaciones, confesiones, dirección del oratorio; con asidua asistencia y formación de la juventud; visita a los pobres, a los enfermos, preocupación de la liturgia y del decoro de la Iglesia, donde renovó todos los vasos sagrados a su costa, sin pedir nada. Y cuando la obediencia le pidió salir, lo hizo con un despego total.

El 20 de octubre 1883 fue nombrado Párroco de Pavone Mella; encontraba un ambiente difícil, donde la masonería desarrollaba obras sistemáticas de descristianización. Con valentía y generosidad dio inicio a una acción pastoral en profundidad: catecismo dominical, lucha a las malas octubres, oratorio para la juventud, predicación, confesión, visita a los enfermos, asistencia a los pobres. Daba prueba de haber tomado en serio la misión de salvar las almas y sentía el deber de guiarles con todas las iniciativas pastorales posibles, pero también con el ejemplo de una vida sacerdotal Santa. Los anticlericales lo combatían, pero el pueblo lo apreciaba mucho y le seguía, lo recordará siempre como un pastor “celoso”, excelente ejemplar en todo.

Al mismo tiempo, por iniciativa de Monseñor Pietro Capretti, amigo del Piamarta, con la colaboración de nuestro Beato, el 03 de Diciembre de 1886 fue inaugurado en Brescia el Instituto de los “Hijos de María” para la formación cristiana y la formación profesional de los jóvenes: una iniciativa loable y necesaria que llevará sus frutos, pero que encontró notable dificultad en comenzar por razones económicas.

Por durante dos meses que el Piamarta iba y venía entre la parroquia de Pavone Mella y el Instituto. Poco después el Obispo lo invitaba a asumir la dirección, renunciando a la parroquia. Por lo tanto el de Febrero de 1887 dejó Pavone Mella para tomar las riendas del Instituto “como director moral y disciplinario de los jóvenes” que eran solamente cuatro. Un año después se hablaba de cerrar, él dice valientemente al Obispo: “No Excelencia, moriré aquí con mis jóvenes” que ya sumaban una veintena.

Su caridad y el sentido de paternidad, que apoyará siempre su misión entre los jóvenes, iban progresivamente afirmándose.

Dotado de fe inquebrantable en la Providencia, de espíritu de sacrificio, el Beato afrontó pobreza, riesgos y fatigas, con la bendición del Obispo. Y fue así que se convirtió en el verdadero fundador de Obra, rebautizada “Instituto de los Artesanitos”; después de la muerte de Monseñor Capretti.

El instituto se desarrollo maravillosamente e hizo incalculables beneficios a tantos jóvenes, que sin duda alguna habrían quedado abandonados a si mismos; gracias a la incondicional dedicación del Beato.

Algunos años después, en 1895, ahora por interés de Piamarta y del párroco de Pompiano. Padre Juan Bonsignori, surge la Colonia Agrícola de Remedillo, para preparar cristiana y técnicamente a los muchachos del campo deseosos de cultivar la tierra. También en Remedello el Piamarta acompañará con su ilimitada carga y de humanidad y de bondad.

Su caridad no conoce límites: en 1900 fundó la Congregación masculina de la S. Familia de Nazareth, aprobada en el 1902, para asistir el cuidado de sus obras. En 1911 serán la Congregación de las Humildes Siervas del Señor, para la formación cristiana y profesional de los jóvenes: dos fundaciones que continuarán hasta el día de hoy con su preciosa asistencia a la juventud, en el espíritu del Fundador.

Mientras vive el Piamarta continuó preocupándose diligentemente de todos los problemas de sus institutos, compartiendo las alegrías y las preocupaciones cotidianas. Al mismo tiempo, cuando la salud se lo permitía, atendía especialmente las confesiones, siendo muy buscado por sacerdotes, religiosos y laicos. Rezaba intensamente delante el SS.mo y se preparaba al gran encuentro con Cristo, que sentía muy de cerca. Tema preferido de sus largas meditaciones era la meditación de la pasión y muerte del Señor: Lo consideraba uno de los medios más eficaces, también por la adoración eucarística.

Los últimos años de su existencia fueron un verdadero calvario: por una ciática muy dolorosa, a los que se le agregaron problemas cardiacos y de circulación; de estomago, insomnio y hemiplejía, seguida de ataques de parálisis. Le comenzaron a dispensar del Oficio divino el permiso, de poder celebrar la Santa Misa de la Beata Virgen María y de los difuntos.

Muerte del Beato

El 9 de Abril de 1913. Mientras se encontraba de visita en la Colonia Agrícola de Remedello, tubo un último ataque, Intuyo que la hora suprema se avecinaba rápidamente y el la esperaba con serenidad de espíritu. El 23 siguiente pide de obtener el Santo viático, que es recibido con gran fervor. Después se durmió en el Señor: eran las 8 horas del 25 de abril de 1913. Tenía 71 años y 5 meses ¡ se gastó todo para alcanzar el cielo!.

A distancia de 13 años después su cuerpo fue trasladado a la Iglesia del Instituto de los Artesanos, en signo de reconocimiento hacia el benemérito Fundador, de perenne memoria y de su heroica caridad.

La Congregación de la S. Familia de Nazareth hoy está presente en tres continentes: en Europa (Italia) con diez comunidades; en América Latina con diez comunidades( cuatro en Brasil del Norte, cuatro en Brasil del Sur y dos en Chile) en África (Angola) con dos comunidades y en Mozambique con una Comunidad.

EL DEBIDO PROCESO

En vista de la beatificación.

Del 1943 al 1948 se celebró el Proceso Ordinario Informativo en la Diócesis de Brescia. El 1958 se hizo una investigación adicional.

Después de la introducción de la causa (1963), fueron celebrados los procesos apostólicos (1967-1969), que fueron reconocidos válidos jurídicamente, el 11 de abril de 1970.

Preparada la Positio super Virtutibus (1982), el 14 de Enero de 1986 se celebró la Junta Especial de l Consultores Teólogos y el 4 de Marzo siguiente la Sesión Ordinaria de los Cardenales y Obispos. Il Decretum super Virtutibus ha estado promulgado el 22 de marzo de 1986. La investigación diocesana sobre el presunto milagro fue instruído por medio de la Curia Eclesiástica de Brescia en 1991.

El caso se sometió al los exámenes de los peritos y Consulta Médica el 27 de Junio 1996 el de los Consultores Teólogos el 8 de diciembre de 1996. Los Cardenales, los Obispos y miembros de la Congregación han reconocido el hecho inexplicable, por la intercesión del Venerable Siervo de Dios el 4 de marzo de 1997.

El Decretum super Miraculo fue promulgado el 8 de abril de 1997. El Beato Juan Pablo II celebró el rito de la beatificación el 12 de octubre de 1997, en la plaza San Pedro, en el Vaticano.

b) En vista de la canonización.

En vista de la canonización, la Postulación ha presentado a la Congregación de las Causas de los Santos la investigación diocesana sobre la curación milagrosa del Señor Estevam Figueiredo de Paula Pessoa, de “mediastiniti purulenta con perforación esofagea complicada, pleuritis y pericarditis. En la sucesiva evolución del paciente ha tenido además una hemorragia masiva con lesiones ulcerativas del colon, tratada con colectomía e ileostomia. Posteriormente con múltiples abscesos abdominales, drenaje quirúrgico. Anuria, sometido a hemodiálisis. (Relación Consulta Medica) ocurrida en Fortaleza (Brasil) en el 2003. El material probatorio, ha estado confiado al estudio de dos Peritos médicos legales de la Congregación de la Causa de los Santos, los cuales han dado una respuesta favorable, permitiendo así que se pudiese proceder, con éxito positivo; al examen del caso de parte de la Consulta Médica el día 20 de diciembre 2007.

El congreso de los Consultores Teólogos, el 2 Julio 2011, por unanimidad, confirman la intervención milagrosa de Dios a través de la intercesión del Beato.
La Sesión Ordinaria de Cardenales y Obispos del 18 de octubre 2011 ha encontrado la curación como un milagro.
Su Santidad Benedicto XVI autorizó a la Congregación para las Causas de los Santos a promulgar el “Decretum super miraculo”.

Traductor Responsable
P. José Antonio Montes f.n.

sabato 8 settembre 2012

70 - LOGO DE LA CANONIZACION DE PADRE PIAMARTA


Las dos P, iniciales de Padre Piamarta, se transforman en el abrazo del Padre (primera P) a un joven (segunda P). Un abrazo paterno y materno, que no se fija en los méritos de nadie, sino que hace nacer el pan y el trabajo (el casco y el pan a los pies de las dos PP), fuerza de vida y canto de alegría.
Todo esto está a la sombra de la cruz que fue luz para Padre Piamarta y de la cual tomó fuerza ... para escribir toda su vida (firma).
Los colores del círculo y de la cruz son cinco y representan las cinco naciones donde los hijos de Padre Piamarta continúan su misión y su obra (Italia, Brasil, Chile, Angola y Mozambique). Uno de los círculos está abierto al deseo de vivir como Piamarta en la vida de la Oración y del Trabajo (Pietas et Labor).
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