LA PRESENZA DELLA CONGREGAZIONE SACRA FAMIGLIA DI NAZARETH NEL MONDO

sabato 3 gennaio 2015

362 - PRIMER MILAGRO 1988 HACIA LA BEATIFICACION

Era demasiado pequeño Bruno para ir al encuentro con la "hermana muerte” sin oponer un mínimo de resistencia. Bruno era un niño de 11 años que esperaba la llegada de la primavera, preanunciada ya por un sol tibio, teniendo por compañeros de viaje las despreocupaciones, los juegos y la escuela.
Aquella mañana, el 14 de febrero de de 1988 estaba con sus amigos de la Villa Sereno, en la periferia sur de Brescia, ltalia.

Jugaba cuando, imprevistamente, atravesó la calle y un auto lo atropelló arrojándolo lejos y dejándolo muy grave. La ambulancia lo trasladó hasta el hospital, las primeras atenciones prestadas por los médicos y por el personal lo condujeron al centro de reanimación con un diagnóstico sin esperanza: "trauma craneano", con lesiones múltiples y en un coma profundo. Junto a Bruno se encontraban su madre y su padre. Angustiados oraban, mientras miraban desesperados al hijo, rezaban y rezaban aún sin saber a quién dirigir su oración.

El tío de Bruno, Padre Héctor Pelati (Piamartino), solicitó al doctor Máximo Gandolfini que era su amigo, le prestara la máxima atención y cuidado a su sobrino. Cuando el médico lo diagnosticó, le dijo que no tenía esperanza de vida y que sólo un milagro podría salvar al niño de las garras de la muerte. La ciencia, en otras palabras, ya no tenía nada más que hacer y admitía su incompetencia. “Pediré a los parientes y a los amigos - dijo el Padre Pelati - que invoquen la intercesión del Padre ]uan Piamarta y que iniciemos en su nombre una novena de oración". Así se hizo. En la Capilla del Instituto Artesanitos, junto al altar y a la tumba del siervo de Dios ]uan Piamarta, la comunidad religiosa inició de inmediato una novena. Lo mismo hicieron los parientes y amigos de Bruno en la Iglesia de la Villa Sereno y en la Capilla del Hospital.

Dijo el Doctor Gandolfini: "Yo sabia de aquella iniciativa, pero nunca esperé que de allí a cuatro días, exactamente el 18 de febrero Bruno diese signo de mejoria”. Esta mejoría fue así de evidente, inesperada y extraordinária: Bruno, en forma imprevista y científicamente inexplicable, salió del coma profundo e inició la recuperación neurológica hasta conseguir la recuperación total. Aproximadamente a 60 días del terrible accidente, Bruno pudo volver a la escuela. Estaba sanado completamente. Pocos días después del milagro, Bruno volvió a casa y pidió al tío sacerdote, a sus hermanos, padres, parientes y amigos que habían estado angustiados por su accidente, que lo acompañaran a la tumba del Padre Juan Piamarta: "queria agradecer a quien había sido el autor de su gran milagro, quien lo había vuelto a la vida”.

En el hospital se comentó mucho este accidente y el milagro acontecido.

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